Presentación de El legado del abuelo



¡Saludos a todos!

El pasado 1 de noviembre del presente año se llevó a cabo en la Casa Norberto de Plaza Las Américas la presentación de mi novela El legado del abuelo (la solicitada segunda parte de la novela La Jaula que los estudiantes, padres y maestros tanto me solicitaron). Fue una noche maravillosas; llena de grandes emociones. La audiencia superó por mucho nuestras expectativas. Fue un gran placer para mí saludar a tantos maestros, padres, abuelos y estudiantes que han dialogado conmigo sobre la novela La Jaula. ¡Gracias a todos por su apoyo!



La presentación de la novela estuvo a cargo de dos excelentes amigos: el Dr. José M. Rodríguez Matos



y la poeta Elsa Tió,



ambos reconocidos profesionales de la educación y la literatura. Sus presentaciones nos emocionaron y nutrieron nuestra mente y corazón por lo emotivo y profundo que fue su análisis de la obra. Por siempre les estaré agradecido.

Mi amigo-hermano, el Dr. Félix M. Pérez Renta fungió como moderador de la actividad. Sus palabras alusivas a mi personas fueron muy hermosas y emotivas. ¡Gracias mi amigo!


                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
Incluyo a continuación   la presentación de la poeta Elsa Tió (la del Dr. Rodríguez Matos la presentaré próximamente).

PRESENTACIÓN DE EL LEGADO DEL ABUELO



  Elsa Tió, poeta

Si el estilo es el hombre este libro lo escribió un hombre, que como decía el poeta Antonio Machado, es en el buen sentido de la palabra bueno. Con ojos de un agricultor enamorado de su tierra, el autor siembra semillas apalabrada en los corazones.  La cuica de su imaginación salta alegre como los niños. Escribe el autor disfrutando del paisaje, y de palabras nobles, que son como las piedras del río que cantan la música del agua.

Nuestro autor Roberto Ramos Meléndez empieza dedicándole el libros a los padres, al personal docente, a los maestros y en apoyo al Sistema Educativo. Se le quedó afuera a los abuelos, pero con mi licencia poética, yo los añado.
Y tiene razón en reconocer a los maestros, hace unas semanas estaba en Culebra, visité la biblioteca de la Escuela Ecológica y a la pregunta de ¿Cuál era el libro preferido de los estudiantes? la contestación fue inmediata: "La Jaula" del autor Roberto Ramos Meléndez, el cual nos convoca esta noche.  

En este libro titulado, "El legado del abuelo", conoceremos o aparece nuevamente el niño Sergio, lo veremos  crecer hasta convertirse en un joven adulto, en todo un profesor amante de la educación y de su país.  

Sergio se desarrolla influenciado por un abuelo, que es un campesino humilde, pero formado por una gran educadora, la madre naturaleza y su gran amigo, Eugenio.  Y no cualquier Eugenio,  nada menos que don Eugenio María de Hostos. 

El autor anticipa esa relación al comienzo del libro “de su amigo adquiere la extraordinaria sabiduría reservada para los que saben ver con el corazón , y escuchar lo que dice el silencio día a día.” Y eso me recuerda al poeta José Martí, cuando escribe a la muerte de Roman  Baldorioty de Castro: “llegó a manos del santo maestro Rafael, que más que la inteligencia educa el corazón”.

Y este es un libro escrito con el corazón, para el corazón de los jóvenes, con pasión y con un propósito de ayudar hacer un mejor país. Justo lo que ahora quieren algunos que no seamos. Lo que hace todavía más oportuno este libro.

Los niños deben tener un sentido de la dignidad de su propia historia, eso los fortalece para todo en la vida.

El mensajero de la sabiduría, es el abuelo amoroso, y con efectividad utiliza los problemas y traumas que sufren los chicos de hoy, como los divorcios de los padres, el tener que marcharse del país, o la muerte inesperada de un casi amigo, como fue Carlos que lo lleva a enfrentarse a sentimientos de culpa. Pero el abuelo ayuda a transformar los recuerdo negativos, en algo positivo.

Este libro tiene fe en lo mejor del espíritu humano, en el puertorriqueño y en ser puertorriqueño y en los valores más altos de nuestra cultura. El abuelo sabe extraer lo mejor de Sergio tanto ante la adversidad, como ante las alegrías. Pero sobretodo ante el mismo y su patria, porque ambos son inseparables.

Las palabras, lo transformaron en una persona útil, en un hombre cabal, que quiere seguir los preceptos de Hostos, de alcanzar la libertad para la isla, ser un hombre de bien y  que su abuelo se sintiera orgulloso de él.

El abuelo nos hace el regalo de acercarnos a Hostos y echa mano de sus enseñanzas a través de múltiples citas Las deja caer oportunamente según las situaciones que enfrenta Sergio. Y es provechosa esta cita de su amigo Eugenio, y cuando le dice a Sergio: “Ningún hombre es más grande que aquel que se vence a sí mismo para cumplir con su deber “

El abuelo cultiva el terreno fértil con palabras filosóficas, religiosas, patrióticas que iluminan y señalan caminos. Pero siempre desde una visión ética de la vida.  En este libro la inteligencia, la bondad, la generosidad, el amor a la patria, a la verdad, las ansias de libertad, van siempre cogidas de la mano como grandes amigos.  Se nutren y fortalecen juntas.

Y eso no es de extrañar porque estamos hechos de palabras, ellas son los cimientos indispensables para forjar al joven  que se va a convertir en hombre de provecho. Y también para salvar al niño o la niña que siempre vive en uno. 

Pero el autor va más allá, cuando nos adelanta que el abuelo agricultor, sabe que todas las temporadas son buenas para la siembra siempre.  Por ello,  abonó el corazón del joven Sergio, con ideas, sin importarle su edad.  Sabía que estaba preparando el terreno para la gran  cosecha.
A los hijos hay que decirles las cosas y las verdades desde el amor, con franqueza para su provecho. Los niños desconfían de los que le mienten.

Por ello el abuelo no desaprovecha momento y se expresa con un entendimiento de la naturaleza humana cuando dice una gran verdad:  no se puede dejar de sembrar porque la tierra no parezca lista, basta con abonarla “ . Y por eso cree en hablarle a Sergio con inteligencia, con emoción, con el corazón en la mano, con enseñanzas que son forjadoras de hombres. Y a la vez de ideas que forman pueblos.
Y sí el niño todavía no las entiende , el abuelo le anticipa, “no te preocupes, con el tiempo, las recordarás todas,”.  Y así fue.

Paralelamente en la obra , hay un amor en el corazón del joven Sergio hacia Mara, que va creciendo y es un suspenso muy bien traído en el ritmo de la obra para barajear pensamientos y emoción.

El legado del abuelo son sus enseñanzas que sabe decirlas oportunamente, y exponerlas en las diversas circunstancias de la vida de Sergio.  La palabra como semilla inagotable cae en terreno fértil que ha ido abonando  el abuelo en el alma del joven Sergio, para transmitirle valores. Y para ello el recurso literario del abuelo y su amigo Eugenio son excelentes. Sobretodo en el Puerto Rico de hoy, cuando son los abuelos protagonistas en el mundo de sus nietos. Pueden quitarnos fondos federales, pero sin los abuelos el país se desploma.

Este libro le regala a los abuelos, a los maestros, a los jóvenes, las enseñanzas de Hostos, nos la pone de una forma amena al alcance de la mano. Nosotros, que  tenemos  el poder de ponerle libros en las manos de los nietos e hijos y sobrinos o de leerles, usemos libros esenciales que los nutran, que se formen en el amor a su país, en el temor a Dios, en los valores éticos indispensables para llegar a ser hombres útiles y de provecho que redundara en un mejor país.

El abuelo sabía que las palabras tienen el poder de transformarnos, de acompañarnos siempre, ese es su gran legado, la herencia espiritual, los pensamientos de su amigo Eugenio y así lo reconoce  sembraba semillas en su cabeza y en su corazón” .  

 No nos extraña cuando, por el divorcio de los padres Sergio,  tiene que salir del país,  junto a su madre luchadora, y ella también le hace valer su condición de puertorriqueño desde la diáspora.  Sergio a pesar de ser joven, tiene las raíces muy bien enraizadas en su tierra .

Por ello a la muerte de su abuelo, esté no le deja un vacío “sino un cúmulo de semillas por germinar”.
Por ello cuando se muda a NY,  mantiene vivo ese amor por su patria y los suyos, aún en la distancia la siente, la oye, como  la orquesta de coquíes que en NY siguen cantando para él, en su mente y en su recuerdo.

Ya convertido en un hombre surge el Congreso de Educación y aquí vemosla cosecha en pleno auge donde Sergio va a ofrecer la conferencia magistral basadas en los pensamientos de Hostos.  Un taller sobre implicaciones del pensamiento humano para la educación de la niñez. Donde la clave de la enseñanza es el amor, el respeto, a la niñez, al ser humano, al conocimiento.

La razón – decía- hace mas fuerte y firme tu conocimiento. El conocimiento te ubica en la vida, y la razón te dirige y te transforma.

Y regresa a su pueblo donde el paisaje desolado era triste pero le queda la voluntad,  y recuerda las enseñanzas del abuelo “el que se acostumbra a vencerse, se mejora, el que se acostumbra a vencer se fortalece”.
  
Sergio se reconoce en el paisaje, en las palabras del abuelo , el mismo que lo ayudo a ser quien era y seguirá sus pasos y el de Eugenio María de Hostos. 
   
 El profesor regresa como educador y le quedo grabada la idea “ todo el que busca a Dios a su manera tarde o temprano tropieza con él, pero no sin antes encontrarse con el prójimo, en un acto de amor, de bondad y generosidad”.

Este libro nos acerca al Hostos que enseñó a pensar a América, él que quería que su país fuera libre y soberano, que no fuera propiedad de ningún país. Por eso apreciaba del abuelo cuando le enfatizaba el amar a su patria y valorar la libertad. “ y afirmaba que la patria era nuestra principal responsabilidad y nuestro mayor orgullo” Y añado , el amor inconmensurable a la patria, que como decía Martí, sin el cual ningún hombre puede vivir feliz, ni el pobre ni el rico, ni el blanco, ni el negro.

El autor Roberto Ramos Meléndez,  busca primero la libertad en uno mismo, y  lo expresa con belleza: “ la libertad del pájaro está en sus alas, la nuestra en el pensamiento”.

La verdadera misión de este libro es que de cierta forma, nosotros nos convirtamos en el congreso. Que seamos esa escuela donde han expulsado a nuestros pensadores y patriotas de los salones de clase. Nosotros tenemos el gozo y el deber de espantar el olvido y devolver a nuestros hijos nuestros patriotas.

Hagamos lo que se supone que haga, que usemos las enseñanzas con tanta devoción como la ha plasmado Roberto Ramos Meléndez en este libro.  Y así a ratos  todos nos convertiremos, al menos por momentos, en el abuelo sabio que sabe que tiene un cofre que llenar, con cosas esenciales, valorar la ley, la justicia , el bien común, volver a la tierra, la libertad, el amor a Dios.

 Y el autor lo expresa con claridad al final del libro:
 Quiero ponerlas en el cofre para que los niños del mundo tengamos siempre muchos abuelos como ellos que nos ayuden”.

 Y por ello recluto a una legión de abuelos, tanto de la diáspora como de aquí.

Hay personas que debemos tener siempre a nuestro lado, y este libro es uno de ellos, porque nos habla , nos aconseja, porque nos facilita a Hostos y al abuelo con su sabiduría natural. El Legado del abuelo es una alabanza al educador, a los niños, a los jóvenes que son como la tierra fértil que espera, los abones. Un libro provechoso ante este mundo acosado, por la violencia, la corrupción, y la mejor contestación es este libro que, es un oasis de paz y patriotismo.

 "El Legado del abuelo", es también una guía espiritual, y en él se  comprueba que la educación fuera de la cultura es un cascarón vacío.  Y que no se puede chiquitear a los niños, hay que hablarle al adulto que hay o hará en ellos. Y como nos dice el autor siempre con mucho amor.

 Y es doblemente pertinente porque sufrimos las consecuencias de vivir en una sociedad con más puntos de drogas que de escuelas, una juventud que vive alimentada por una televisión violenta, sangrienta y repleta de programas idiotas. Jóvenes que reciben costosos juegos de video, tenis de marca, pero en el salón de clase no han tenido un minuto para oír un poema o un pesamiento de De Hostos y de tantos otros patriotas.

 Sufrimos un sistema educativo donde la poesía, el deporte, el arte, nuestra historia y nuestra literatura han sido expulsados del curriculum. Estamos ante un sistema educativo que se niega a educar a los jóvenes a ser puertorriqueños. Este libro hace lo contrarios, nos inculca el amor al país,   la tierra, al paisaje a nuestra lengua, a los jóvenes. Seamos todos ese abuelo o abuela.

Porque esa carencia de invisibilizar a personas de la talla de Eugenio María de Hostos, es un despojo espiritual  y evita que nos veamos  reflejados en lo mejor de nosotros.  Esa ausencia promueve una baja autoestima y se agrava cuando muchos estudiantes vienen de familias disfuncionales adictas. Resultado, producimos hijos vacíos Y este libro es el mejor antídoto contra el vacío. Vacío desnaturalizante  que se llena con cualquier cosa,  y terminó con las  palabras de  mi  padre Salvador Tió, que estimo también las repetiría el abuelo a Sergio  “, una vida se llena de narcóticos cuando no puede llenarse de propósitos.”

Y Tió puso el dedo en la llaga cuando profeticamente advirtió hace mas de 40 años “ Y yo me pregunto, ¿no será la degradación del sentimiento nacional una de las causas de esta hecatombe?”… “ Si el sistema de Instrucción Pública de Puerto Rico no puede hallar los medios y maneras de despertar en cada puertorriqueño el orgullo de sí, de su cultura, su lengua y su historia, en una generación más habrá aquí un pueblo roto, vuelto contra sí mismo, y se habrá sustituido su voluntad de ser y de permanecer por los paraísos artificiales de la droga o el tranquilizante de los cupones de alimentos”. 

Los  padres, los abuelos y abuelas tenemos un arma poderosa, el amor por nuestra cultura y nuestra lengua, el orgullo por nuestra historia.  Una sociedad sin valores, que reniegue de su cultura es como un pozo seco en épocas de sed. Este libro es un oasis del que debemos beber todos.

Nuestra isla se agranda en la sabiduría de tantas enseñanzas que tiene este libro, por los pensamientos de Eugenio María de Hostos, que nos llena de luz en la mente,  justicia en el corazón y la fe en un futuro mejor para este país.   

 Hay que volver a empezar. 

Definitivamente, un excelente e inspirador análisis que no hará reflexionar sobre nuestra responsabilidad como padres, maestros y estudiantes. ¡Y por supuesto, como abuelos! ¡Gracias Elsa Tío por tu generosidad!

Les incluyo unas fotos adicionales de la actividad para su disfrute.















Mi agradecimiento, nuevamente, a todos los presentes y a aquellos que, aunque no pudieron asistir, sé que le dan la bienvenida a El legado del abuelo. Un abrazo y mucha paz para todos.



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